martes, 21 de mayo de 2013

AHORCANDO GALGOS, AHORCANDO LA NIÑEZ.


    

   Durante esos primeros meses de rodaje en la finca de Damaso, todos se lo pasaron bien, a los niños Paul y Alberto les encantaban los galgos y realmente estaban consiguiendo algo que el autor habia tratado de reflejar en la novela. Deseaba que en algunos momentos los niños se confundiesen con los galgos, algo que no era dificil que ocurriese si se les observaba a cierta distancia y con la calima distorsionandolos brutales horizontes manchegos.
   A Cristina ya no le aterrorizaba la idea de que alguno de los lebreles mordiese a los niños, por esa parte estaba tranquila, pero se acercaba el momento de rodar una de las escenas mas emotivas de la novela y de la pelicula. Una de las escenas en la que morian dos galgos, LLorica y Blanco y en la que también se estrangularía el recuerdo de ese verano entre los perros flacos. Alberto iba a descubrir que les ocurria a los galgos cuando dejaban de correr y también iba a descubrir el odio, el rencor y la maldad de los hombres.
  Aquella mañana el equipo de rodaje amaneció tenso, casi tan nervioso como el primer día de rodaje...., un ambiente que tan solo parecia inquietar a los adultos. Los niños y los galgos habian madrugado y alborotaban mirando al cielo y buscando a esos vencejos que el autor habia descrito obsesivamente en la novela.
  El torero también les observaba y sonreía satisfecho, aquella aventura le estaba encantando..., aunque le estaba costando sus cuartos, como él decía, dinero, pero firmaba los talones agusto, tan solo le inquietaban las visitas de las animalistas, que siempre eran mujeres y de izquierdas.



   
  

martes, 30 de abril de 2013

EL PRIMER DIA DE RODAJE.


   
   Con el guión concluido y con la novela original sintetizada en casi una hora y tres cuartos de película, llegó el "si" de un productor, no pondría todo el dinero pero si parte de él. Pero la sorpresa llegó des de de los galgueros, por parte de esos cazadores odiados por los animalistas y las protectoras. Ellos aportaron un talón muy generoso que junto a la aportación entusiasta y entregada de Dámaso hicieron posible ese primer día de rodaje.
  Cristina sabia que el presupuesto era muy justo y que cualquier contratiempo les dejaría sin fondos, pero había planificado bien el rodaje. Las secuencias en Madrid no eran complicadas, eran las tomas de campo las que la preocupaban. 
  La meseta no era un decorado que poder manipular y aquel cielo que contemplaba era inmenso, incluso el sol parecía espectante, incluso los vencejos, que solo veía el autor, parecían esperar a oír sus voz.



   Todos esperaban su orden, la cámara enfocaba ya al niño y a los cinco galgos barcinos que ya jadeaban. Antes de esa primera toma ya habían estado corriendo para que caminasen alrededor del niño con calma y jadeando, tal como los había descrito el autor en la novela.
  - Los galgos y el niño.... -murmuró Cristina. Así comenzaba la novela y así comenzó el rodaje de "El verano de los perros flacos"- ¡acción...!.
  Dámaso emitió una especie de orden y los cinco lebreles empezaron a caminar rodeando al niño, rodeando a ese Paúl que ya era de carne y hueso y no de papel. El niño murmuraba y los galgos caminaban ante una lente que se deslizaba sobre los raíles y que se recreaba en sus patas, en sus pechos, en sus largos hocicos y que después se iba alzando hasta fotografiar a Paúl  hasta recrearse en los ojos puros de ese niño, hasta descifrar como esas pupilas veían el mundo, a sus galgos, a los vencejos y al cernícalo.
   Cristina Herreros fue generosa con el autor y tras esa primera toma le hizo un gesto para que la visionase en el monitor.
   -¿Es esto lo que imaginaste cuando escribiste ese primer párrafo...?.
   El autor tan solo pudo llorar y afirmar con la cabeza. 
 En ese momento Cristina supo que los galgos no iban a defraudarla y que el autor estaba entregado por completo.
    
   




 
   

sábado, 13 de abril de 2013

EL CASTING DE LOS NIÑOS.


                                                                     

      

    Cristina Herreros se sorprendió ante la petición  del autor, quería estar presente en el casting de los niños que darían vida a Paul y a Alberto. Aunque él no sabia nada de interpretación si que deseaaba que Paul tuviese el pelo casi rubio y con un corte moderno, distinto a lo que stuviese de moda en la España de los setenta, mientras que Alberto debería tenerlo negro y corto, mas bien al estilo castrense, por aquello de que su padre era guardia civil. 
  La directora accedió a ese deseo y a otro que la dejó sin palabras durante unos instantes.
   - Quiero que sean los galgos quienes los elijan...., si los galgos no les rehuyen podrás rodar sin problemas.
   El autor no dejaba de sorprender a Cristina, también accedió a ese deseo y una vez se hizo la primera selección fueron con el resto de los chavales a la finca de Damaso, serían sus galgos marrones y barcinos los que protagonizarían las escenas de la infancia y serían ellos los que elegirían a los chiquillos.
   Aquel día se preparó una especie de visita por toda la explotación ganadera, los niños se fueron relajando y fué durante el almuerzo, cuando Damasó apareció rodeado de sus galgos ante la atenta mirada del autor y de Cristina Herreros, la directora estaba algo nerviosa, si alguno de esos perros mordía a alguien sería el final de la pelicula sin ni siquiera haber rodado ni un solo fotograma.
  Pero aquellos preciosos animales se comportaron como lo que eran, como galgos temerosos y asustadizos, como animales nobles y puros y tan solo se dejaron tocar por un par de niños, pero los dos tenían el pelo negro.
   - Ahí tienes a tus protagonistas -dijo el guionista.
   - Pero los dos tienen el pelo corto y negro -murmuró el autor.
   Cristina Herreros no pudo reprimir una carcajada y cabeceó ajitando su melena rizada.
   - Por Dios..., que vamos a hacer cine..., y en el cine todo es posible.       

domingo, 24 de marzo de 2013

PAUL Y ALBERTO, LOS NIÑOS QUE AMABAN A LOS GALGOS.


Norton, el galgo mestizo del autor que inspiró la novela.



   - Ha sido larga y dura de leer –comentaría Cristina Herreros al terminar de leer la novela.    
  Era una obra demasiado personal en la que el autor se había vaciado sin pensar en ningún momento en un futuro lector. El autor señalaba cada músculo de los galgos, cada mosca, cada ráfaga de viento…, para él, todo era importante, incluso el polvo que se pegaba a los galgos o a las piernas de los niños, el vuelo de los vencejos que solo él veía, la vida de las lombrices o el movimiento lento y pesado de los sapos, el vuelo de las libélulas o la existencia bajo las aguas de las carpas en La Charquilla. Un delirante universo de animales, de aves y de mamíferos, incluso de células…,y todo eso estaba allí, en los inmensos llanos que rodeaban a la finca del torero Dámaso Romero.
   - Imagino muchos primeros planos, planos en silencio en donde solo se oyen a los galgos y el vuelo de las moscas, o el roce del viento entre las alas de los vencejos…, es el mundo de ellos, el de los niños que aman a sus galgos –comentaba el autor durante uno de los muchos encuentros con la directora y el guionista- cada galgo es protagonista y cada galgo tiene una historia propia que os contarán sus ojos y sus miradas…, me gustaría que os diesen un Goya a la mejor fotografía.
   - No hay mucho que fotografiar en la meseta, en estos llanos –contestó la directora.
   - Siempre habrá un galgo o una liebre que fotografiar, que rodar…, en esos momentos el espectador deberá estar viendo otra película…, las liebres también son protagonistas, y los sapos y las palometas que vuelan entre las luces del todoterreno.
   - Me preocupa rodar con perros y niños…, ¿ y si ocurre algo…? –admitió Cristina Herreros.
  La directora vio como el autor cabeceaba y sonreía.
   - No pasará nada, los galgos son distintos a cualquier otro perro…, y nunca morderán a Paul o a Alberto…, al hijo de Don Marcial si.
   - Esa secuencia es dura…, cuando el hijo del terrateniente los encuentra cazando dentro.
   - Y larga…., es curioso, esa escena la imaginé toda del mismo color, de un color intenso como naranja o medio rojo…., bueno ya no se lo que imaginaba, pero recuerdo ese color y la angustia, el olor de la nicotina en la mano del hijo de Don Marcial.
   - Eso será difícil trasmitirlo con imágenes…, el olor.
   - Que hablen los ojos de Alberto…, en esa escena descubren el mundo real.
   - Bueno…, te confieso que tengo ganas de empezar a rodar…, pero los cheques no llegan.
   - ¿Que rodareis primero…?.
   - Las escenas de campo y las de los galgos…, y la primera toma será como la primera pagina de tu novela.
   - Esa primera página la escribí seis meses después de empezar a escribirla…., y la coloqué ahí, me parecía muy dinámica y muy peliculera. 
   - Peliculera es…, ese plano es importante, presenta a Paul y a todo su mundo, a los galgos, el zurrón con la piel de los matacanes, sus vencejos…, ese mundo que empezara a compartir con Alberto.
  
  


lunes, 18 de marzo de 2013

NIÑOS, GALGOS Y VENCEJOS...,TODA UNA FANTASIA.


Boceto del autor de lo que sería la portada de una novela que jamás logró publicar y que mas tarde sería el cartel de la pelicula. El dibujo resume la esencia de la historia, se ven los llanos, los inseparables galgos, el zurrón hecho con la piel de los matacanes y los vencejos, siempre presentes de manera constante y casi obsesiva.
    


  A Cristina Herreros, la directora, le sorprendio la despreocupación del autor respecto al rodaje, él admitio que seria imposible reflejar en una pelicula todas las imagenes que habia imaginado escribiendo la novela. Esa actitud tranquilizó a la joven directora, era un escollo menos a la hora de empezar a dar vida a un proyecto que iba a estar financiado por una cadena de televisión de derechas y por un torero retirado apasionado de los galgos, que incluso se habia ofrecido a prestar su finca para rodar los exteriores y que casualmente estaba enclavada en los llanos albaceteños donde el autor imaginó la novela.
  Pero aún así, pese a esa despreocupación, el autor si que apuntó ciertos deseos, aunque realmente era información, le estaba diciendo a la directora todo lo que sintió durante esos 16 meses para que ella supiese tanto de los personajes y de la historia como el mismo.
   - Me plantée dos estilos dentro de la novela -le confesaría el autor- un estilo infantil y lleno de fantasia cuando los niños estan juntos, en esos pasajes vale todo..., y un estilo mas adulto y serio cuando aparecen ya de adultos..., para luego, casi al final, volver a mezclarse todo..., el adulto que desea volver a ser niño..., o por lo menos que desea rescatar algo de esa niñez. Me gustaria que los niños enamorasen al espectador junto a los galgos..., me gustaria que el espectador llegase a creerse que Ceniza nació de la lumbre, así sin mas explicaciones y que cuando llegue la primavera busquen a los vencejos..., porque eso es fantasia....,  tiempo tendrán después de descubrir la violencia y la muerte.

sábado, 9 de marzo de 2013

GALGOS AHORCADOS Y TOROS, LA ESPAÑA MALDITA.



                                                                      
El entorno real donde el autor se inspiraba ante las carreras de Norton y Mia. Esta misma imagen sirvió de inspiración para una de las secuencias mas emotivas del filme. Se muestra la lluvia, los entornos naturales limpios y puros, como son las almas de los dos niños protagonistas, Alberto y Paúl. (Pinchando en la imagen podrás acceder a la novela)
                                                                        



   Cristina Herreros se bebió la novela en una semana y justo cuando pasó la ultima página de las copias que el autor hizo en gusanillo, llamó a Carlos, quería revisar ese primer guión, aunque también le llamó para decirle que el proyecto le encantaba pero que veía dificil conseguir financiación, sobre todo del Ministerio de Cultura, nadie financiaria una pelicula que entraba de lleno en esa España profunda que avergonzaba a los socios europeos.
  - Toros no salen -respondería Carlos.
  - Ya lo se hombre, era una frase..., pero el problema es el mismo, la caza en España mueve mucho dinero.
  - Cristina..., la novela no se casa con nadie, va por en medio..., y me ha dicho el autor que a los galgueros les gusta, por lo menos a uno de Zamora, siempre tiene a ese galguero en la boca.
  - Uf, chungo...., no me imagino a ningun galguero leyendo semejante tocho..., bueno, igual si...., bueno, pasame ese guión y lo miro..., ¿el autor lo ha leido...?.
    - No.
  - Pues tendremos problemas, esa gente se empeña en que filmemos todo el libro..., y el cine no es literatura.
    - En este caso no es así, tiene claro que una novela es una cosa y que un guion es otra muy diferente...., pero la verdad es que si que tiene ciertas manias con algunas escenas.
   - Ves, ya lo sabia.
   - Me dijo una vez que queria la fotografia mas hermosa para los galgos, decía que si alguna vez se rodaba esa pelicula quería que los espectadores saliesen de la sala sabiendose de memoria todos y cada uno de los huesos de esos perros flacos...., y la verdad es que casi se les pueden contar los huesos.  
   - Bueno, si es esa sola  -bromeó la directora.
  - Hay más -terminaria admitiendo el guionista riendo bajo y cabeceando- el autor es un poco raro.
    - No hay novelistas normales.  
    
      



















 
    

miércoles, 6 de marzo de 2013

CAMBIO DE DIRECTOR..., QUE DIRIJA UNA MUJER.


    
    Carlos, el guionista y el autor llegaron a trabar una buena relación, quizás porque las pocas veces que llegaron a entrevistarse en vivo, la mayoria era por mail, lo hicieron paseando entre los perros del autor y entre los pinares de la Sierra Caderona.  

       

                                                                                                   
   El guionista pudo entender todo lo que habia sentido al escribir la novela y como percibia los entornos naturales y a sus propios perros, que por cierto, ninguno era galgo, salvo Norton, una mezcla barcina de galgo con algo más, puede que podenco o pastor alemán.
   Aquellas visitas a Valencia fueron muy utiles, Carlos observaba al autor y casi podía sentir que hablaba con todos aquellos pinos o con las aves, realmente vivía abstraido en aquel mundo en el que se refugiaba los fines de semana. Le veía mirar al cielo o buscar rastros sobre la tierra, casi podía sentir la fantasia y la pasión con que habia hablado en la novela de los galgos y de esos niños, casi como si niños y galgos fuesen la representación de la pureza, de la esencia, de lo limpio.
   - El director dice que las secuencias de los pajaros sobran.
  - Los vencejos son importantes...., mientras escribia imaginaba planos aereos..., eso no sería dificil de rodar..., tengo un amigo que vende coches de radio control, con esos se harán las liebres artificiales y con avionetas se harán los planos subjetivos de los vencejos.
  Carlos tuvo la sensación de que ese hombre lo tenia todo pensado, de que habia escrito la novela pensando en una pelicula, como si hubiese sido la petición por escrito de un deseo.
   - Vaya..., parece que lo tienes todo pensado..., pero una pelicula es algo mas que planos bonitos.
   - Ya lo se..., pero para eso estais vosotros que sois lo que sabeis hacerlas..., conoces a algun director que tenga perro..., este no me gusta, no me gusta su voz y los galgos lo notarán.
   - Vaya..., bueno, de momento no hay ningun contrato firmado...., y ahora mismo me viene a la cabeza Cristina Herreros...., ha dirigido documentales de tipo ambiental y tiene mascota...,pero es animalista y de izquierdas....., y tu querias alguien neutral y de derechas.
  - Bueno, lo que yo quiera poco importa..., imnporta lo que quiera el que ponga el dinero, si es que lo encontrais...., pero desde luego no me gustaria que la pelicula terminase siendo un panfleto animalista.   
  Aquella misma tarde, nada mas regresar a Madrid, Carlos contactó con Cristina Herreros y a la joven directora le entusiasmó el proyecto.